lunes, 14 de marzo de 2011

A un mes

Hace un mes que partiste de este mundo, y no había encontrado el momento para escribir este pequeño homenaje.

La forma en que partiste fue sorpresiva, sin embargo, creo que fue lo mejor para ti; fue rápido y casi no tuviste sufrimiento.

Aún pesa un poco tu ausencia, pero sé que podré vivir con eso, porque tú me enseñaste a vivir por y para mí, y a que la muerte es la parte final de la vida, y que no podemos quedarnos tirados por algo que nos llega a doler demasiado, que hay que seguir adelante.

Por eso quiero expresar todo lo que te quiero y que te agradezco el que hayas formado parte de mi vida, el que hayas querido que fuéramos una familia mi madre, tu y yo, y que me hayas dado la mejor educación que estuvo en tus manos, no solo en lo académico, sino en el aspecto personal, para que pudiera explotar al máximo todas mis capacidades.

Sé que no lo reconocí cuando estabas vivo, pero seguí y sigo siguiendo los consejos que alguna vez me diste, aunque protestaba cuando me llegabas a decir algo que no muy me parecía.

También me encantaban tus bromas, a pesar de que en ocasiones me llegaban a cansar, pero era una forma de expresarme tu cariño.

Sé que por ciertas actitudes que tenía a veces, parecía que no te quería, pero siempre, siempre estabas en mi pensamiento, y no me gustaba que te enojaras conmigo.

Siempre fuiste un excelente padre, yo lo se, porque lo fuiste conmigo. Si mis hermanos no lo reconocieron, es su problema, pero siempre fuiste bueno, por eso Daniel te adoptó como papá.

Tú, a pesar de todo, siempre serás mi padre, y yo, a pesar de todos, soy el hijo que más te ama. Estarás siempre en mi mente.

¡Mil gracias papá!