miércoles, 7 de julio de 2010

De los 28...

No se porque, de un tiempo para acá, me estresa cumplir años. Me siento apesadumbrado y creo que no hay un motivo en particular para que este así.

Si, no soy un niño ya, el tiempo, lenta, pero reiterativamente, hace notar que envejezco. Atrás quedaron las trasnochadas de 4 días seguidos, en los cuales dormía, como máximo 8 horas. El sexo ya no se practica compulsivamente; se ha dejado de lado la cantidad de interludios sexuales para dar paso a mayor calidad en ellos. Los antros han perdido su aura mágica para pasar a ser lugares sin brillo, donde se sirve alcohol y se baila, perdiendo, junto con el brillo, las motivaciones para asistir a ellos.

Mi paciencia y tolerancia se ha visto disminuida, a fuerza de ser demasiado estirada en el pasado. Creo ser mas terminante en cuanto a mis condiciones para relacionarme con los demás y mucho mas selectivo para escoger a mi gente cercana.

En resumen, el tiempo no ha pasado en vano. Pronto cumpliré 28 años. Atrás quedó el niño flaco y candoroso. Ahora soy un hombre joven, de complexión media y carácter fuerte.


















3 comentarios:

CHIMEKIN dijo...

los años nos dejan marcas en el cuerpo y en el alma.

la cuestión es tratar de que esas marcas sean buenas o nos dejen por lo menos un aprendizaje.

La sabiduria y la edad solo van de la mano cuando sabemos rescatar a la una de la otra.

El timpo no lo podemos detener pero si lo podemos atesorar en el corazón, y que mejor que sea con buenas cosas

janus dijo...

Gracias por tus comentarios... Abrazos

janus dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.