Si, no soy un niño ya, el tiempo, lenta, pero reiterativamente, hace notar que envejezco. Atrás quedaron las trasnochadas de 4 días seguidos, en los cuales dormía, como máximo 8 horas. El sexo ya no se practica compulsivamente; se ha dejado de lado la cantidad de interludios sexuales para dar paso a mayor calidad en ellos. Los antros han perdido su aura mágica para pasar a ser lugares sin brillo, donde se sirve alcohol y se baila, perdiendo, junto con el brillo, las motivaciones para asistir a ellos.
Mi paciencia y tolerancia se ha visto disminuida, a fuerza de ser demasiado estirada en el pasado. Creo ser mas terminante en cuanto a mis condiciones para relacionarme con los demás y mucho mas selectivo para escoger a mi gente cercana.
En resumen, el tiempo no ha pasado en vano. Pronto cumpliré 28 años. Atrás quedó el niño flaco y candoroso. Ahora soy un hombre joven, de complexión media y carácter fuerte.
3 comentarios:
los años nos dejan marcas en el cuerpo y en el alma.
la cuestión es tratar de que esas marcas sean buenas o nos dejen por lo menos un aprendizaje.
La sabiduria y la edad solo van de la mano cuando sabemos rescatar a la una de la otra.
El timpo no lo podemos detener pero si lo podemos atesorar en el corazón, y que mejor que sea con buenas cosas
Gracias por tus comentarios... Abrazos
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