Creo que los viajes son especiales, en la medida en que uno los disfruta. No importa tanto el destino, o el hotel, o la comida. Las vivencias que se tienen, es lo que hace una salida. Esto me acaba de pasar en el último viaje que hice con mi chico. Aunque no salio todo como lo planeamos, fue excelente. Conoció a mi lado varias ciudades, lo llevé a una de mis playas favoritas, regresé a un hotel que me encanta, nos perdimos, y pasamos por una "zona mágica". Tnto para el, como para mi fue algo placentero: para el conocer lugares nuevos; para mi concoer algunos sitios, y regresar a un lugar muy especial para mi., ahora al lado de mi pareja. Fue un viaje excepcional, y uno de los que mas he disfrutado con el.
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