miércoles, 29 de octubre de 2008

El perfume

Un "No" seco de Fernando basto para tirar por tierra todas las ganas que Román tenía. Y así dejaron de verse. Se fueron aquellas tardes de media semana en ese pequeño café que se convirtió en su cómplice, las palabras se volvieron silencio, el dialogo se transformo en un mutismo que congeló su relación, al punto de que ambos llegaron a pensar que no se verían nunca mas.

Ha pasado mas de un año desde que Fernando y Román dejaron de verse, y justamente, la tarde de hoy volvieron a verse. Unos días antes de este reencuentro, anhelado secretamente por ambos, volvieron a descubrir sus respectivos mundos, de una manera similar a la que hace ya mas de cincuenta y dos semanas se conocieron, sin embargo, esta vez hubo menos ansiedad, y mas sentimiento, pues ambos necesitaban aclarar porque habían dejado de verse: los valores que Fernando manejaba en su relación con David se contraponían con una aventura. Valores moralinos e hipócritas, los cuales terminaron cayendo posteriormente, debido al establecimiento de acuerdos y pactos para tener una relación mas firme y duradera.

La tarde de hoy se vieron en un café del centro. Al tratar de aclarar las cosas, llegaron a la conclusión de que no hubo una razón, sino varias: la relación de Fernando, sus miedos, el que alguien especial llegó a la vida de Román, entre otros, contribuyeron a que su historia quedara inconclusa.

De pronto, a Román se le antojo un cigarro, por lo cual salieron del local. No saben bien a bien que paso, pero aquella vieja magia se concretó en un dulce abrazo, coronado con un tierno beso, después de que Román se fumase el mencionado cigarro en el exterior del café, expuestos al viento polar que esta azotando el país. Esto provoco reacciones muy variadas: miradas, comentarios, muecas y sonrisas.

Después de entrar nuevamente al local y platicar por un rato mas, decidieron irse, pues ambos tenían compromisos posteriores. Fernando recordó que Román es rinofílico, así que, en un acto inusual y sorpresivo, le hizo un regalo muy sui géneris: un papel impregnado con su esencia secreta, aquella que solo se entrega al amante. Román recibió este presente gratamente, mientras una luz muy peculiar iluminaba su cara y lo hacía sonreír.

De camino a dejar a Román, Fernando compartió esta pasión por los olores que tenia su amado amante, atrapando sus perfumes en sus manos, a través de un abrazo y unas caricias que recorrieron las partes mas íntimas de ambos. No necesitaron tener un coito para llegar a éxtasis; solo bastó con dejarse ir en ese momento, para flotar y sentir sus universos vibrar

Posteriormente, en la noche, cada quien en su lecho, ambos se entregaron a Eros al envolverse en esos aromas que desato su pasión vespertina, para culminar en un orgasmo de esos que se quedan grabados en la memoria durante el tiempo que les resta de vida.

Ahora, ambos esperan en el silencio su próxima cita, como dos tigres que acechan a su presa, para poder desnudarse en cuerpo y espíritu juntos, y, ya desnudos, ir volando hacia el Nirvana.

3 comentarios:

Gared dijo...

Con el respeto de su señor (y mi señora).... te quiero un chingo mi "Alfonsino"

Sigue escribiendo... vas por bien camino...

ATTE.

El LUYO

janus dijo...

Que onda???


Gracias... Esto fue de algo que un amigo me comento... andaba inspirado..

Saludos

Alexander Fortuna dijo...

WOW. Se que esta entrada es del 2008! Estamos en el 2010, pero esta historia si que es buena! Tienes material para hacer un buen libro o narrar algo bueno, al menos! Nadie sabe si eres el proximo Bayly. jaja :)