Es de noche en Puerto Vallarta. Nosotros caminamos junto a la playa, y de pronto, todo parece ser mágico: la noche, la costa rocosa, el ambiente festivo, los nativos, haciendo construcciones tan bellas como efímeras en la arena. Y de pronto, parece que encuentro, entre la multitud de rocas estáticas en la playa, aquella que es única, que sobresale de entre las demás; aquella que es una representación física de esta relación que tenemos. La recojo y te la entrego, para que tu la guardes como un souvenir muy sui generis de este viaje
Y con esa roca, te entrego también mi corazón
Y con esa roca, te entrego también mi corazón
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