domingo, 19 de octubre de 2008

Historia de amor tortuosa

En esos tiempos, estaba en un cambio muy fuerte en mi vida. Realmente quería alentar mi vocación de escritor, por eso me inscribí a ese grupo de Internet. Quedamos de vernos todos los del grupo en cierta librería. Llegué antes, como era mi costumbre, la cual he perdido, pues todo cambia en esta vida, todo se modifica, gracias a la acción conjunta del tiempo y el hombre.

Y después de cinco minutos, llegaste al local. No eres el prototipo de belleza, pero, algo tenías en esos ojos, detrás de esas gafas. Y nos vimos sin cruzar palabra. Después de unos minutos, me preguntaste, tímidamente: "¿Vienes a la reunión de grupo?". Yo te respondí afirmativamente. La reunión se desarrolló con normalidad; presentaciones de la gente, empatías y antipatías salieron a flote.

Para el final de la reunión, terminamos juntos, un poco mas cerca que antes. Intercambiamos teléfonos celulares; los correos ya los teníamos. Empezamos a llamarnos, a vernos, a salir. Empezamos a conocer nuestras aficiones; eres un Potter fan, yo soy el señor de los automóviles. A ti te gustan los grupos tipo Backstreet Boys; yo soy mas de música en español. Y aún con todas estas diferencias, creció en nosotros el amor. Y no se el porque, de pronto nos separamos.

Después de un tiempo, nos reencontramos y volvimos a frecuentarnos. Tu vida había cambiado; cambiaste de todo, empezabas a vivir por tu cuenta aquí, pues ya habías vivido un año en el extranjero tu solo. Iba a verte cada que podíamos, no importaba lo lejos que vivieses. Tu también te hacías un hueco en tu agenda par verme. Y, a pesar de las propuestas que tenías de gente que vivía mas cercana a tu domicilio de entonces, siempre me preferiste.

Pero, a pesar de todos estos factores, esta vez tampoco resultó. Tu vocación era mas fuerte que el amor que pudieras tenerle a cualquier hombre. Y te fuiste sin despedirte.

En los meses posteriores a tu desaparición experimente desde la preocupación hasta la indiferencia, pasando por la tristeza, la ira, el rencor. Y después de mas de año y medio, de pronto, de buenas a primeras, reapareces. Para este entonces, Mario ya es una realidad en mi vida, y estoy comprometido con el.

Después de meses de volvernos a tratar, de pedir verte y de no poder, de querer hablar contigo para cerrar el ciclo y así poder tener una buena amistad y tu no hacer nada al respecto, me dices que podemos tener un futuro juntos. Yo te respondo que no. Porque amo a Mario, porque es el hombre a quien amo, porque es quien me complementa, quien me impulsa, quien me cuida, y quien me ama.

La respuesta es que si bien te quiero muchísimo, ya no es en el sentido de una pareja. Eres un excelente amigo, y te quiero apara eso. Nada mas. No me pidas mas, pues no puedo darte mas, Alfonso. Lo siento

No hay comentarios: